sábado, 17 de agosto de 2013

Cartas cruzadas, Markus Zusak

Título: Cartas cruzadas   Autor: Markus Zusak   Editorial: DeBolsillo y Lumen

Traducción: Matuca Fernández de Villavicencio Año de publicación: 2011

Género: Realista, misterio y algo romántico   Páginas: 378   Precio: 20,90€ (Lumen) y 9,95€ (DeBolsillo)



Sinopsis: ¿Conoces de verdad a la gente que más te quiere? ¿Sabes con qué sueñan tus mejores amigos? ¿Te atreves a descubrir algo insólito de ti mismo?
Ed Kennedy es un chico cualquiera en un suburbio cualquiera de una gran ciudad. Vive en un apartamento maltrecho en compañía de su perro y se gana el sueldo como taxista. Le acompaña una pandilla de amigos que poco o nada le piden a la vida, pero de repente algo pasa y Ed tendrá una misión que cumplir. Día tras día, noche tras noche, el joven irá descubriendo que el afecto, la amistad y el amor no son palabras huecas sino verbos vivos: si quieres saber, pregunta; si pretendes ayudar, actúa; si quieres cambiar, no esperes. A menudo, son los pequeños gestos los que mueven el mundo y Markus Zusak nos demuestra que cada uno de nosotros, incluso un chico cualquiera en un suburbio cualquiera, puede dar el primer paso…

Reseña: Tenía muy buenas expectativas de este libro, y es que La ladrona de libros, la novela más famosa del señor Markus, había dejado el listín muy alto. Aquel me lo leí y me encantó. Este, aunque no llegue a su nivel, también me ha encantado. Mucho. Este autor es de mis favoritos.

El resumen que viene en la contraportada del libro me parece que no deja muy claro de qué va el libro, sino que más bien enseña la lección. Ed Kennedy es, como lo llama un personaje, la "mediocridad personificada". Tiene diecinueve años y vive en un pueblo en el extrarradio de una ciudad, cerca de su madre. Su casa es un apartamento minúsculo que habita junto a su perro de quince-y-tantos años, Doorman, y trabaja de taxista en una compañía en la que supuestamente debes tener más de veinte años para entrar. Por si fuera poco, su madre se comporta como si le odiase, y sus hermanos pasan de él. Así que las únicas personas en las que confía son Ritche, Marv y Audrey, sus amigos, con los que queda muchas veces para una timba de cartas.
El problema es que está completamente enamorado de Audrey.
Y todo transcurre de manera más o menos normal... pero un día un atracador entra al banco donde está y consigue evitar el atraco y detener al ladrón (y todo por un impulso inexplicable). Se convierte en un héroe para el barrio, aunque él no le da mucha importancia al asunto. Hasta que recibe un naipe por correo.
Sí, un naipe. El As de diamantes. Y ese naipe tiene escritas tres direcciones acompañadas de una hora concreta:

Edgar Street, 45, medianoche

Harrison Avenue, 13, 18h

Macedoni Street, 6, 5.30h

Y lo demás lo dejo en el aire.

Me ha encantado este libro, de verdad. Markus Zusak es un autor excelente (ya me he leído dos libros suyos, este y La ladrona de libros, y ambos son de mis favoritos). Cartas cruzadas no es solo una historia, sino que va más allá: habla de cómo alguien aparentemente sin esperanza puede llenar su vida, cómo tiene una baraja entera de posibilidades (nunca mejor dicho) abierta ante él para dejar su grano de arena en la montaña de la felicidad.
De la paz. De la amistad. Del amor.
Empieza a darse cuenta de que todas esas palabras no son solo conjuntos de letras, sino también acciones: ayudar, consolar, amar.
Algo que muchos no entendemos aún.

El estilo de Markus Zusak es de mis favoritos. Se te hace muy ameno -sobre todo al estar en primera persona- y conectas tan bien con Ed que parece que eres él. Sientes sus dudas, lo sientes todo, aprendes lo que él aprende. Descripciones las justas, menos mal. Se centra más en cómo es la gente por dentro, y no por fuera. De verdad, adoro esta prosa.

La trama también es muy buena, y aunque predices algunas cosas, como que tendrá que cumplir los naipes, cada página, cada parte -la historia se divide en cinco partes: 4 ases y una carta final- tiene algo distinto que te enamora. Y cómo va a arreglar Ed los problemas que se le presentan hace que te enganches.
Pero esto no es lo único. Aparte de las cartas, Ed también tiene su vida. Y vas viendo cambios en él y en algunas personas de su alrededor. Además, está la pregunta del millón: ¿quién demonios envía esas cartas?

Los personajes son maravillosos. Todos definidos, todos con una personalidad tan propia... y todos con una evolución. Vamos, que son redondos. Y todos o casi todos te acaban cayendo bien, aunque sean unos completos tacaños, como Marv.
Nuestro protagonista es Ed Kennedy, un chico que no parece tener aspiraciones en la vida y la deja pasar sin aprovecharla, hasta que recibe esos naipes y empieza a cambiar... para bien o para mal.
Audrey es la mejor amiga de Ed, esa chica que sufrió en su infancia y no quiere amar a nadie. Esa chica tan simpática que sabe que le quiere pero que tiene miedo de sus propios sentimientos. Esa chica que, por lo visto, tiene un problema por resolver...
También están Marv, el tacaño por excelencia y en ocasiones un se-porta-como-un-idiota, y Ritchie, el sin-ambiciones un tanto vago que es muy simpático y sonriente, ambos amigos de Ed; la madre de este, que parece odiarle sin motivos aparentes y que se ve implicada de cierta manera en la historia; y luego toda la gente que conoce a través de los naipes: la anciana Milla, la hermosa Sophie, Daryl, Keith... y el personaje sorpresa del que no os pienso hablar.
Todos ellos maravillosos (vale, menos los malvados y los que no llegamos a conocer).

El final es algo que me sorprendió mucho y que me fastidió en parte, porque te dejaba con un interrogante gigante y recién planteado. Cuando parecía que estaba todo arreglado, salta uno y te plantea la cuestión sin resolver. ¿Lo peor? Que Ed parece obviarlo. Algo que me parece rarísimo. Ya lo veréis.
Pero aparte de eso, Cartas cruzadas no pudo acabar mejor.

Y sí, lo recomiendo. Es más, os lo mando como tarea de lectura. He visto opiniones en otros blogs y a algunos les ha defraudado, pero a mí, desde luego, no.
Así que...


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